El presidente Donald Trump aseguró su presencia en el Super Bowl que desarrollará el duelo entre los Kansas City Chiefs y los Eagles de Filadelfia en Nueva Orleans, en un intento por «reconquistar el deporte».
Anteriormente, ningún equipo había llegado al partido más importante de la NFL cinco veces en seis años, hasta que el campeón defensor se clasificó nuevamente hace dos semanas. Y nunca antes un equipo tuvo la oportunidad de ganar tres Super Bowls seguidos: los Chiefs liderados por el mariscal de campo Patrick Mahomes ahora pueden hacerlo el domingo por la noche.
«Lograr un tricampeonato sería definitivamente un gran logro”, dijo el jugador alemán de la NFL Jakob Johnson a la Agencia de Prensa Alemana. «Hacer algo tres veces seguidas sería algo realmente de respeto.»
Las tensiones raciales y sociopolíticas se cruzarán en el gran deporte y espectáculo en el Caesars Superdome en una ciudad que, en noviembre, votó por Kamala Harris (82%) y que en estos días está blindada, entre la seguridad presidencial y las secuelas del ataque de Año Nuevo en Bourbon Street, cuando un agresor inspirado por ISIS acribilló a la multitud, matando a 14 personas.
«Es un honor tenerlo en la tribuna», dijeron tanto Kelce como el mariscal de campo afroamericano Patrick Mahomes.
Asimismo, no hubo comentarios por parte de los Eagles, que en 2018, después de ganar la Super Bowl, fueron retirados de la invitación de la Casa Blanca después de que gran parte del equipo boicoteara la celebración: «Es bienvenido a hacer lo que desees», respondió escuetamente el quarterback del equipo, Jalon Hurts.
Trump estará en el estadio y frente a 120 millones de telespectadores, cuando el domingo los Chiefs de Kansas City, campeones salientes, se enfrenten a los Eagles de Filadelfia en busca de la revancha.
Entre los propietarios de equipos de la NFL que contribuyeron financieramente a la última campaña presidencial, la inmensa mayoría se decantaron por los republicanos.
